“El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará.”
Proverbios 20:4
El Señor está buscando obreros, que quieran servirle, que estén dispuestos a seguirle, que sean esforzados, valientes, y que ante nada vuelvan su mirada atrás.
Muchas veces como cristianos vemos que este estilo de vida que hemos escogido, está lleno de dificultades. Si bien sabemos que nos lleva a un lugar seguro y lleno de esperanza, no podemos negar que hay que ser valiente para animarse a seguir a Dios.
Dificultades van a aparecer siempre a lo largo de nuestra vida, pero si frente a cada obstáculo que surge, ponemos la excusa de que es demasiado difícil saltarlo, no será muy lejos el camino que como Hijos de Dios transitaremos.
Como lo dice el versículo citado, quien no está dispuesto a seguir a Dios con compromiso, cualquier dificultad será excusa para dejar de intentarlo. Pero lamentablemente, tampoco se conseguirá nada.
Dios va a derramar de su lluvia sobre la tierra que esté preparada para recibirla. Si no procuramos ser diligentes y responsables con lo que Dios ha puesto en nuestra mano, como vamos a esperar recibir aun más todavía. Dios ya nos dado tanto, ha puesto talentos en nuestras manos, nos ha delegado y a puesto bajo nuestra mayordomía un montón de dones. ¿Qué estamos haciendo con ellos?
Yo anhelo que al final de la gran cosecha, mi paga sea grande y mi galardón aún mayor, pero para ello se que debo esforzarme y no ceder frente a los problemas. Quiero aprender a sobreponerme a ellos y que el Señor mismo me de las fuerzas, sabiduría y disposición para dejarlo todo por él.
Obrero del Señor, no bajes los brazos, no dejes que cualquier dificultad te haga dudar de tu servicio. Sigue fiel hasta la muerte y te dará la corona de vida.
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