Siguiendo el camino correcto

“La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová irrita su corazón.”

Proverbios 19:3

Muchas son las decisiones que tomamos día a día. Muchos son los planes que hacemos. Muchos los caminos que transitamos a lo largo de nuestra vida. Muchas cosas logramos, muchas cosas se nos truncan, avanzamos y a veces nos estancamos. Pero, si nos detuviéramos a pensar por un momento, a examinar nuestra actitud frente a las decisiones que debemos tomar, surge una pregunta. ¿Cuánto involucramos a Dios en nuestras vidas?

¿Está al tanto de nuestros planes? ¿Tenemos la seguridad de que está de acuerdo con ellos? Cuando ya están encaminados, ¿Se los presentamos para que el indique los pasos a dar?

Dios nos ha dado la capacidad de ser criaturas pensantes, con poder de decisión, con sabiduría, con grandes cualidades; pero esto no es indicativo de que Él tenía pensado que hagamos todo solos y por nuestra propia cuenta. Está interesado en formar parte de nuestra vida, pero a nosotros pocos nos interesa, y hasta nos molesta que quiera marcarnos el camino.

Esta actitud hace que elijamos nuestro propio camino, que según nuestro criterio veamos cuales son las mejores oportunidades y las elijamos. Y Dios va quedando de lado.

Ahora, cuando las cosas no comienzan a salir según lo planeado, y cuando los caminos de oro ya no brillan como al principio, es necesario buscar un responsable, alguien a quien volcarle nuestra frustración, y como siempre, culpamos a Dios de nuestros fracasos o desgracias.

Como lo expresa proverbios, elegimos, decidimos, probamos, todo por nuestra cuenta, y cuando no sale, con Dios nos enojamos, a él le atribuimos nuestra derrota.

Pero Dios está interesado que nos vaya bien, quien más que nuestro Padre Amado quiere que sus hijos vivan en bendición plena. Y para ello el ya determino un camino, ya planeo un forma, ya indicó lo que se debe hacer.

Hoy te quiero animar a que busquemos en su Palabra, busquemos en su presencia, y una vez que conozcamos sus planes vivamos en ellos sin salirnos ni un milímetro de esas sendas. El camino que yo elijo hoy me puede solucionar algunas cosas al principio pero después las consecuencias van a estar a la vista, y Dios no será el responsable. Queremos un futuro próspero y lleno de bendición escuchemos a Dios. Mengüemos y que el crezca.

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