“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y
nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por
los siglos de los siglos. Amén.”
Apocalipsis 1:5b-6
Aquí el afirma que a través de
Jesucristo somos “Reyes y Sacerdotes”. Hemos sido llamados a reinar, pero no
debemos que también hemos sido llamados a servir. Creo que la mejor forma de
ilustrar esto es decir que hemos sido llamados a reinar a través del servicio.
La única autoridad valedera que podemos ejercer es a través de servir a otros
en amor.
En esta oportunidad quiero animarte a
que pongas tu vida al servicio de Dios. Es una de las razones por la cual
vivimos y no debemos descuidar este aspecto. Muchas veces nos nominamos como
siervos de Dios pero sucede que no asumimos las responsabilidades que esto
conlleva.
Jesús enseño lo siguiente en el sermón
del monte:
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal
se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser
echada fuera y hollada por los hombres.”
Mateo 5:13 RV60
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué
sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La
descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor.”
Mateo 5:13 NTV
Quiero tomar estas palabras de Jesús y
decirte que él ha depositado sobre nosotros lo necesario para que podamos
impactar el ambiente que nos rodea. Ese es el efecto de la sal. Influenciar,
afectar, conmover el medio en donde es depositada. Le da sabor y preserva algo
que sin ella es insípido o que puede corromperse.
Específicamente en tu vida hay
herramientas, capacidades, dones y talentos con los cuales puedes afectar la
vida de otros para bendición, pero si esta sal no es empleada, ¿de qué sirve?
Tu hogar, tu Iglesia local y la sociedad
te precisan para que comiences a influenciarla con lo que Dios te ha dado.
Ahora te pregunto: ¿Qué estás haciendo
con tu sal?
¿La hemos puesto al servicio de Dios? ¿O
estamos usando de estas virtudes para jactarnos y nada más?
El final de este versículo contiene
palabras duras pero ciertas. Si la sal no sirve… No sirve.
Podemos tener las mejores habilidades,
cualidades, talentos, pero sino los usamos para servir a otros, no sirven.
Hoy te hago una invitación a que te
pongas a disposición para servir al Señor y a tu prójimo. La sal que está en tu
vida debe ser usada. Sino, el que no sirve… no sirve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario