En la actualidad, se escucha
muy seguido a los jóvenes de nuestra sociedad, decir: “Ya fue…”. Y junto con
esta frase, vemos como abandonan todo sin pensar en lo invertido, en las
consecuencias, en los riesgos, o en el apoyo que recibieron de otros en pro de
lo que estaban buscando. Esta conducta se nos ha incorporado a muchos, y cuando
vemos que algo pone en riesgo nuestros sueños, o los vemos apenas truncados,
también decimos, “Ya fue”.
Comenzamos a buscar del Señor
con el deseo de que se convierta en el Señor de nuestra vida, pero cuando vemos
lo que ello significa y ya tanto no nos agrada, decimos, “ya fue”. Empezamos a
luchar para poder congregarnos y ser parte de la familia de Dios, pero los
tiempos, la familia, el cansancio, nos hacen decir, “ya fue”. Nuestras familias
están viviendo situaciones difíciles y pusimos nuestro empeño y nuestra oración
para que la situación cambie, y cuando vemos que el tiempo pasa y aún no
tenemos resultados, decimos, “ya fue”. Tenemos promesas y bendiciones que Dios
quiere que alcancemos y nos decidimos a ir en pos de ellas, pero a mitad de
camino, las dificultades, el costo de vivir al agrado de Dios, las
frustraciones, nos hacen decir, “ya fue”.
La Biblia dice:
“Así que no pierdan la confianza, porque ésta
será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después
de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues
dentro de muy poco tiempo, «el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi
justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.» Pero
nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de
los que tienen fe y preservan su vida.”
Hebreos 10:35-39 NVI
Hoy quiero animarte a ser una
persona diferente. No de aquellos que se rinden a mitad de camino. Sino de
aquellos que se animan a ir hasta el final.
No pierdas tiempo, seguí
batallando por las cosas que Dios quiere que alcances.
Y si te ves tentado a usar el
“ya fue”, úsalo para decirle “ya fue” a la mediocridad, al temor, a la falta de
fe, a la inconstancia, al pecado, y seguí luchando hasta llegar a la meta. No
abandones a mitad de camino.
Tenemos que ser, no de los
que abandonan a mitad de camino y terminan perdiendo, sino de los que siguen
hasta el fin para alcanzar los propósitos, sueños, promesas y las bendiciones
de Dios para nuestra vida.
Que en tus labios pueda estar esta proclamación: "Yo no vuelvo atrás".
Que en tus labios pueda estar esta proclamación: "Yo no vuelvo atrás".
Pr Damián
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