A mitad de semana - Y si es necesario… Te tira al piso.

La palabra de Dios nos narra en el libro de Hechos de los apóstoles un hecho que sería revolucionario para la vida de un hombre. Ese hombre es Pablo, y el relato tiene que ver con su conversión.

“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.”
Hechos 9:1-9

Una de las cosas que me llama la atención en este relato, son algunos detalles de lo que Pablo, en ese momento Saulo, está viviendo; y de lo que Dios hace para captar su atención.

Pablo se encuentra en una misión sumamente importante para lo que él hasta ese momento creía que era correcto. Él se dirige en busca de los cristianos para llevarlos presos ya que creía que este “grupo” que se estaba formando era peligroso para su religión y la fe de sus conciudadanos. El creía que estaba sirviendo a Dios de esa manera, creía que estaba haciendo lo correcto. Incluso Pablo mismo nos menciona que su celo por Dios se manifestaba en la persecución hacia los primeros Cristianos (Filipenses 3:6).

Yo me pregunto: ¿Cómo poder decirle a alguien que está yendo en una dirección equivocada cuando está tan, pero tan convencido de que lo que está realizando es lo correcto?

Muchas veces también nos encontramos en ese lugar, en el cual Pablo estuvo parado. Tan convencidos, tan creídos, tan seguros que el camino que estamos llevando es el correcto, que no estamos dispuestos a escuchar a nadie que nos dé una opinión diferente. Y sobre todo cuando algunos logros que vamos obteniendo nos sirven como el aval para seguir en la misma dirección.

Tan creídos que servimos a Dios y sin embrago, caminando en la dirección contraria.

Con Pablo, Dios tuvo que hacer algo. Lo derribo. Lo tiro al piso.

Si, era necesario llamar la atención de Pablo. Él era instrumento escogido para Dios. Pero tenía que escuchar otra vos más allá que la suya propia. Solo una vez que lo tuvo en el piso, Dios obtuvo toda la atención de Pablo, y en ese encuentro le trasformó la vida.

Hoy te pregunto, ¿En qué dirección estás caminando? ¿Estás seguro que lo que vives es lo que Dios quiere para ti? Lo que estás haciendo, ¿Dios te lo pidió, o es lo que te hacer sentir realizado?

Mi intención hoy no es cuestionar tu vida, ni lo que estás haciendo. Sino más bien llamar tu atención, y llevarte a un replanteamiento continuo, para que en cada paso que demos, estemos atentos a estar caminando sobre los propósitos de Dios, y no estar caminando sobre nuestros caprichos.

Él quiere hablarnos para dirigir nuestros pasos cada día. Lo que Él tiene es mucho mejor de lo que nosotros podemos pensar. Pero muchas veces estamos cerrados a sus consejos, porque pensamos que lo que hacemos está bien así de esa manera. Que no sea así entre nosotros. Que siempre seamos humildes para poder recibir el consejo de Dios a través de todos los canales que Él quiera usar para hablarnos.

No cierres tus oídos, porque de lo contrario Dios va hacer lo necesario para llamar tu atención

Y si es necesario… Te tira al piso.

 

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